Un florecimiento hermosísimo que favorece las especies mediterráneas, extendido por el conjunto de una ciudad en la que la calidad de vida es una prioridad, tal como lo constata la etiqueta de ciudades y pueblos floridos que posee Istres.
De hecho, en Istres, las colinas y los pinares que rodean la ciudad y la tierra salvaje de Crau perpetúan la tradición agrícola (ovejas, fruta, heno).
La ciudad se ha extendido dejando un lugar preponderante a los espacios naturales y a los parques.
Merecedora de la etiqueta 4 fleurs concedida por el jurado de la etiqueta “Ciudades y pueblos floridos”, Istres ve recompensados sus esfuerzos en materia de ordenación urbana y medio ambiente.
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